miércoles, 28 de abril de 2010

Atravesando el Lago Iriki de camino a Nekob

Después de despedirnos de Ali y Aziz y su taller en el que anoche dejamos los coches para que les echara un vistazo y los pusiera a punto, nos dirigimos a Mhamid el Ghizlane.  El problema de la bomba intermedia de gasoil de Sidi, no estaba del todo resulta y el oficio de Aziz acaba de arreglar una avería que parece a todas luces que no va a traer graves problemas.





En Mhamid nos encontramos con las casitas de adobe que está construyendo para albergar turistas y aficionados al 4x4, Albert Mateu de Sant Feliu de Guixols junto a su socio, que muy amablemente nos enseña. Conservando la arquitectura tradicional y sin a penas impacto en el entorno pretende dotar del máximo de comodidad a unos bungalows que estoy seguro que van a tener mucha aceptación. Habrá de adaptar sin embargo su código de bienvenida al código de hospitalidad de los nativos para tener el éxito esperado.




Buscamos un lugar para acampar a cubierto del viento que puede soplar en el desierto, entre dos dunas, no sin antes pasar a saludar a nuestros vecinos bereberes que se ganan la vida con un campamento para turistas. Aceptamos la invitación que nos hacen a tomar té, y compartimos información actual. El tiempo no parece ser muy estable, y la oscuridad de la tarde se nos está echando encima así que nos apresuramos a encontrar un lugar donde poder disfrutar de la calma y el silencio del desierto.

























Pasamos por Zaoura Sidi Abo en Nebi, que dejamos a nuestro lado y de allí atravesamos el Lago de Iriki, que se mantiene seco y solo unos cantos rodados delatan su presencia. De allí a Foum Zguid ya no queda mucho, y a partir de ahí cogemos la carretera R11, y enlazando ésta la carretera R108 hasta Agdz, otro pueblo perdido en el mapa y ocupado por hombres y mujeres que luchan día a día por ganarse la vida.






Nos alcanza una tomenta del desierto que intentamos superar lo mejor que podemos. No es para bromear, con las ventanas bien cerradas y manteniendo una distancia prudencial entre los coches por si acaso hay que ayudar a alguno de nosotros,...



De Agdz donde hemos repostado agua para todos  y tabaco para Sidi, ya solo nos quedan unos kilómetros para llegar a Nekob donde nos alojaremos en una de las 45 Kasbah que hay en la población. 

Erfoud y las dunas de Erg Chebbi

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A Zagora por el Desierto

Después de desayunar y cargar nuestros vehiculos, nos disponemos a partir en dirección a Zagora trazando un recorrido que pasa al lado de la frontera con Argelia. Según mi mapa es una pista prohibida, pero los puestos militares que encontramos en ningún caso nos impiden el paso, a lo sumo nos piden un cigarrillo o si tenemos ropa vieja para regalarles, a lo que accedemos facilmente.





La pista pasa al lado del Lago Maider (Daya-al- Maider) que se encuentra seco y que forma una inmensa llanura donde se pierde nuestra vista mientras se ciega por el sol. REcorremos algunos poblados ocupados por algunas familias que se ganan la vida como pueden con algunos rebaños de ovejas y cabras que se alimentan de los escasos matojos que se encuentran. A nuestro paso hallamos las imperecederas y resistentes acacias diseminadas  aquí y allá, que ponen unos puntos de verdor en el inmenso desierto de color ocre. 




























Aprovechamos la sombra de una de ellas para rebajar la alta temperatura del mediodía y comer algo antes de seguir hasta nuestro destino.


















La jornada se ha hecho larga tal como esperábamos, y cuando el sol empieza a declinar definitivamente alcanzamos el pueblo de Tagounite. De ahí remontamos la carretera N9 hasta Zagora donde nos alojamos en el Albergue de Ali. Visitamos el Taller de Aziz, un bueno y conocido mecánico de Zagora, incondicional de cualquier Raid que se precie. Es uno de los mejores, y desde luego ha sacado a muchos conductores y a sus vehículos del desierto, poniendo toda su buena voluntad y su buen oficio a arreglar averías que parecían no tener solución a priori.