Si bien no resultó nada fácil encontrar un hotel en Meknès según nuestras conveniencias a las 10h30 de la noche, el hotel donde pasamos la noche resultó guardar una agradable sorpresa en su interior.
Empezamos tomando unas cervezas en el bar al son del raï marroquí y su música hipnotizadora, sin saber que a continuación abrirían la discoteca donde después de unos momentos de timidez contenida acabamos bailando con las "chicas" marroquís, que nos sorprendieron con sus movimientos acompasados y cargados de erotismo. Supongo que en cualquier discoteca europea no nos hubiéramos atrevido a bailar del modo que lo hicimos, por eso no hay ningún testimonio gráfico del "evento".
Juanito Jones todo es producto de la imaginacion, je je BISLAMA
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